Por: Jaime Lustgarten
Aunque usted no lo crea, existen personas que defienden a capa y espada al presidente Petro, a su hijo Nicolas y a su hermano Juan Fernando.
No importa que cometan una cagada tras la otra, porque para ellos no importa la gravedad del asunto; y sí uno reenvía el mensaje a los pocos minutos responden contradiciendo el hecho.
Te lo devuelven atacando al autor del mensaje o su reenviante, aún más lo sacan de contexto para justificarlo usando algún disparate ideológico. Al final los malos del paseo para ellos son los empresarios, porque parecería que fueran entrenados en Cuba para atacar con sevicia a sus contradictores.
En el caso del hijo del mandatario y su ex nuera, me da mucha risa que uno de estos expertos en la política local me dijo: “yo la conozco bien, y soy su amigo; la aconsejé que se calmara porque ella es parte de ese engaño y beneficiada directa- o sea cómplice-”.
Si el presidente lo sabía, también es parte de todo esta ilicitud, pues fue él quien hizo posible que su hijo fuese elegido diputado. Solo recuerden a su ex empleado en su alcaldía en Bogotá, Máximo Noriega, fue candidato a la alcaldía de Barranquilla, quien también lo apoyó para llegar a la asamblea del Atlántico.
Quizás después de reuniones entre sus eruditos y prestigiosos abogados todos negarán que hacen parte del intrincado negocio. La loca que denunció el escándalo será la única culpable y caerá presa por bocona, algo así como ocurrió con la Merlano hoy prófuga de la justicia colombiana.
Será por algo que los inocentes siempre pagan y los grandes estafadores y ladrones siguen libres. Este era el gran cambio que prometió la izquierda arraigada en la casa de Nariño. Aunque no están libres de los efectos del escándalo, ya que hasta Uribe, al que tanto criticaron salió a defender a los tránsfugas, para que la justicia y la gente los trate con respeto.
Lo mismo pasó con otros destacados estafadores que andan libres por ahí, y parece que los olvidaron, ¡porque somos una raza de memoria olvidadiza!
Cómo dice un nuevo dicho: “Mientras el que robó y comió la gallina está preso – el verdadero truhán, libre se paseará por las calles de París, estudiando francés-”.
De pronto ya alcanzaron el derecho a ser millonarios y vivir sabroso como los holgazanes. Así de lo que se trata es alejarlo del negocio de la política, porque solo existe un Rey, al que eligieron, sin que se sepa de lo que traman.
La política es de los pocos negocios que realmente si prosperan en Colombia. Los impuestos son sagrados como decía el matemático Mockus, porqué de ellos viven los políticos. ¿Lo entendiste o no?
Por eso cada 4 años se debe aumentarlos con otra reforma tributaria para que su negocio prospere. O sea, la política.
Y, los malos siguen siendo los empresarios, pero ellos no se incluyen. Es claro que, para mí, no sé si para usted: El mejor negocio en Colombia es la política. ¿O usted conoce algún político pobre?
